Resistance-images  (segunda parte)
Por Gerhard Haupt

La primera estación de su destino nómade, que aún hoy continúa, fue, en 1989, la ciudad de Vancouver en el Canadá. Un estudio de capacitación en la Universidad de British Columbia no le significó a nivel artístico, salvo el aprendizaje de algunas técnicas escultóricas como la soldadura autógena, ningún enriquecimiento digno de mención. Otros aspectos jugaron sin embargo un papel de mayor trascendencia. A éstos perteneció la primer experiencia de desarraigo. Fue para ella un corte doloroso. Incluso en la época que siguió no le resultó fácil aceptar esa condición como un estado normal con posibilidades productivas. Más tarde le ayudaron en este sentido los textos de Vilém Flusser. A pesar de que le agrada citarlo continuamente, tanto, que por momentos aparece como su »Magister dixit«, no es que lo siga como a un gurú. Más que nada ha encontrado en él la confirmación de algunas de sus propias observaciones, una acertada y sistemática representación de los procesos que ella misma experimenta y una ayuda orientadora para su propio pensamiento crítico. El cántico de alabanza que Flusser hace al desafío creativo que implica la migración, le ha dado, en una época en la que »Occidente« incrementa su interés por el arte del hemisferio Sur pero simultáneamente espera de los artistas del »Sur« una arraigada autenticidad como prueba de identidad, el apoyo y la fuerza en la búsqueda de un concepto propio para su obra y para su existencia nómade »entre las esferas, entre las formas, entremedio de los lenguajes« (Edward E. Saïd).

The Rainforest, Edmonton, 1991Los dos años en el Canadá son una fase formativa intermedia. Si bien se le amplia el horizonte hacia nuevos temas, no se concretan transposiciones artísticas satisfactorias. A través de la preocupación por temas de psicología y de filosofía natural, junto al interés en la sabiduría oriental, llega a tomar conciencia de la relación problemática entre naturaleza y cultura. En el país de los bosques infinitos reconoce en el árbol un símbolo del universo utilizado como tal en todas las culturas del mundo. De aquella época son los primeros intentos de combinar elementos arbóreos con libros, síntesis de cultura por antonomasia. Tal vez halla estado apadrinada por Borges por que según él, el libro es la herramienta humana más sorprendente, ya que, mientras otros son medios de extensión de las funciones manuales o de los órganos de sentido, el libro es una extensión de la memoria y de la fantasía. Entre otras cosas señala Borges que en Oriente existe aún hoy la noción de que un libro no debe ser revelación de las cosas sino solamente una ayuda para descubrirlas. Es así un estímulo para seguir una línea de pensamientos, exponerlos y, partiendo del propio conocimiento, interpretarlos. El bibliómano Borges describe asimismo la particular vivencia estética, que puede constituirse meramente en tomar un libro entre las manos, abrirlo y hojearlo. Todos estos también forman parte de los motivos por los cuales los libros han fascinado a Pat Binder con tanta persistencia. Al llegar a Alemania en 1991 se concentró a partir de allí casi exclusivamente a este elemento.

MisiónLos libros son para ella alegorías de civilización, símbolos holísticos, en los que se cristaliza un mundo en pequeño y desde los cuales se derivan incontables puntos de vista. Encontró en ellos el objeto ideal para su búsqueda de perfección y sentido. Pero el trato que les da, con todo trasfondo intelectual, es principalmente estético. Por ello carece de importancia la mayoría de las veces, cuál es su contenido literario. Aún aquí son las excepciones las que confirman la regla. Cuando en 1993 atornilló con ménsulas metálicas uno en contra del otro cada vez dos volúmenes de las obras completas de Marx y Engels, formaba parte del concepto de la obra utilizar precisamente estos libros, aún más, en una edición de la Alemania Oriental.

Ecoglifos (detalle), 1992El libro abierto define un espacio, penetrándolo. Como en una escultura es ampliado a través de ramas y construcciones de otros elementos naturales que sobresalen de cuerpos de libros perforados. En otros objetos permanece el espacio limitado a la medida de la abertura del libro. Los trozos de madera, hilos, cáscaras secas, etc., ensamblados sobre el libro abierto, se revalorizan frente al fondo de sus hojas, apareciendo como signos crípticos indefinidos. Estos »ecoglifos« evocan un estado primigenio ideal de armonía entre naturaleza y cultura haciendo pensar en su irreparable disolución. Para ello fueron utilizados antiguos tomos alemanes de caracteres góticos. En la desaparición de este tipo de escritura que hoy ya casi no se utiliza, reconoce Pat Binder un paralelismo con la extinción de especies de plantas y animales. Por otro lado le atrajo la correspondencia estética entre los tipos góticos con sus ramificadas formas y las estructuras orgánicas ensambladas delante de ellos.

Estas obras se originaron en una especie de acto ritual. El sacrilegio de perforar y atravesar con palos y ramas los libros, los incunables de nuestra civilización; el ordenar y reconstruir restos de naturaleza y finalmente la combinación de ambos, son acciones de trascendencia simbólica. En performances y acciones públicas como »Libros ensartados - cultura enhebrada«, (1992, Gaia - Simposio Internacional de Arte y Ecología en la Región del Ruhr) hallaron una articulación artística autónoma.
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©  Gerhard Haupt / sitio web: Pat Binder